miércoles, 5 de junio de 2013

Muy lejos

“[…] ojo no comas calamares si no están bien transparentes; y la merluza… que esté firme el filete, durito entendés, sin desarmarse”…
Esas fueron tus palabras una de las últimas veces que supe de vos; no puede haber más cariño en esa frase. Fuera del contexto de la carta, llegaba semana santa y por las dudas agregaste eso. Me hace sonreír. Me da ternura.

Que pena tan grande me genera saber que de nuevo te evaporás en el aire. Que de nuevo no sos capaz de cuidarme y un viento costero te sopla. Esa es la sensación: apenas te acercás y algo te aleja. Y me siento triste.


Volvió un sueño, otra vez, y otra vez: te volvía a buscar, solo para contarte como nos habían separado y no me dejaban llegar a vos. Te negaban, te ocultaban, te vigilaban. ¿Dónde estás? ¿Porqué te rodean así? ¿Por qué no logro alcanzarte? Solo alcanzarte para decirte, para que sepas, que nunca dejé de amarte.