jueves, 11 de noviembre de 2010

Sentido Pueblo

La imagen catódica me inmoviliza ante tus ojos, negros y aguados con tormento. Ojos repetidos en tus brazos, hacia adelante y hacia atrás en multitud interminable de consenso. Mueca aturdida en cuadras y cuadras de turba en paso gris lento, constante, que de a tanto grita colores destellantes para despertar del sueño. Pero no, congregados casi religiosos, la marcha mantiene su sonido y su color, sobre un fondo de calles y de símbolos repetidos tantas veces como patria, nuestra patria.
Quizá pensaba que participábamos de universos distintos en el mismo suelo, pero tus ojos…, todos tus ojos me alcanzaron el centro y el dolor; y, acaso me di cuenta, como dice el autor(*), que combinamos nuestras percepciones diferente y construimos otros objetos... Pero nos duele igual.

Sigo frente a la imagen – inmutable - porque en este momento estoy caminando. En este mismo instante soy otro par de ojos también nublados que quiere ser todos con todos, no importa el objeto.

(*) del Cuento El Inmortal de J. L. Borges

sábado, 27 de febrero de 2010

Escritura o Escribir?


Un sentimiento pasión por la idea de escribir. Pero porqué?.
Para Aristóteles la escritura servía para registrar el habla. Saussure, define la escritura simplemente como un sistema de signos que representa en forma visible la lengua hablada.
Escritura, siempre ligada a la idea de oralidad; aunque el signo escrito sea de naturaleza visual, cuando hablamos es de naturaleza auditiva (o cuando le leemos a un amor). También enuncia Saussure que la única razón de ser de la escritura es representar a la lengua… Seguro que no me alcanza para hacer un análisis de definiciones de señores lingüistas, antropólogos y sociólogos. Pero se me hacen tan escasos; tan intelectuales, endurecidos dentro de un corset de pasos para ser científicos. Porqué esta pasión por la escritura?.
Está bien, no pensemos en “escritura”, pensemos en “escribir”. Escribir es de uno, para adentro, está adentro y el desafío es sumergirse en ese mar; de noche, siempre tibia, pero noche. Oscuridades y sombras dulces, los ojos ciegos por lo negro y de a poco se van dilatando; de a poco se empieza a descubrir. Mundos. Mundo. Miles de mundos y un mundo. Ese oscuro que es todo desconocimiento y ese oscuro que a veces se le escapa un brillo de desconocido origen. Y ahora empieza a ser conocido. Escribir no es escritura. Escribir es adentro. Escribir es entidad, persona, es. Con un contorno, un volumen, un ser. Escribir nos entra y cuando le somos percibidos, ahí y solo ahí quizá se pueda expresar, pueda salir y lo creemos propio. A Escribir le gusta que pensemos eso. Sabe que de ésa manera tenemos una posibilidad más de creer. Sabe que de esa manera tenemos una posibilidad más de sosegarmos. De creer que algo inmortal es cierto. De que inmortal hay pero que todavía no lo sabemos. Y como Escribir aparece como cuerpo del espacio desconocido, lleno de letras (reales), de signos (reales) y sentimientos (reales). Entonces Escribir es real. Es inmortal. Lo creemos propio. -Cris-

Imagen: Caligrafía de Silvia Cordero Vega

lunes, 11 de enero de 2010

El amenazado

Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La
hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?

Estar contigo o no estar contigo, es la medida de mi tiempo.

Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por la ventana, pero la sombra no ha traído la paz.
Es ya lo se, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con su pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos que cercan, las hordas. (Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

El Amenzado poema de Jorge Luis Borges